En la entrada anterior os hablaba sobre qué es el periodo de adaptación y recomendaciones para llevarlo a cabo desde casa y desde el aula. En la entrada de hoy, os voy a comentar las diferentes formas de llevar a cabo una adaptación. O al menos, las que conozco hasta el momento.
Siempre que empezamos algo nuevo o lo retomamos después de un tiempo, ya sea un trabajo o la vuelta al cole, nos suele costar unos días, quizás semanas el adaptarnos a la rutina.
A medida que van pasando los años, las adaptaciones suelen ser más fáciles, ya que tenemos mayor capacidad de comprensión y expresión de nuestros sentimientos. Pero nuestros peques no lo tienen tan fácil y es por ello, que debemos proporcionarles una adaptación respetuosa.
En este caso os hablaré de las adaptaciones en el primer ciclo (0-3 años), aunque también valen para la entrada en el segundo ciclo de infantil (3 años).
Adaptación antigua
Me refiero a esa adaptación «de toda la vida». En la que nos sueltan en el cole el primer día, junto a unos 20 niños más (más o menos) en la misma situación. La profe (me compadezco) es la encargada de lidiar con los llantos, las penas y necesidades de todos a la vez. ¡Sin conocerlos!
Bien, pues os haréis una idea de lo que opino de ese sistema, verdad?
Por suerte, apenas se pone en práctica hoy en día. Pero cabe recordar que no es una adaptación respetuosa para nadie. Y mucho menos para nuestros pequeños.
Adaptación por grupos
Suele ser una de las adaptaciones más usadas, sobretodo en el segundo ciclo. Aunque también se suele utilizar en las aulas de 2-3 años.
Se trata de dividir la clase en grupos reducidos que irán entrando al aula paulatinamente según los días. Pueden entrar cada día un grupo a un horario determinado. O bien, pasar la mañana entera un grupo cada día. Dura aproximadamente una semana y a la siguiente, los grupos empiezan a unificarse. Hasta que llega un momento en que están todos los niños en el aula.
Desde mi punto de vista, es una adaptación que te permite conocer un poco más a tus alumnos. Si alguno de los peques, llora o lo está pasando mal, al sólo tener unos 5-6 niños, puedes contenerlo y dedicarle el tiempo que necesite.
Adaptación progresiva por horas
En el primer ciclo de infantil, la forma de adaptación que más suele utilizarse. El niño entra al aula un par de horas cada día y poco a poco se va ampliando el horario hasta que consigue adaptarse.
En mi opinión, sigue siendo estresante para los peques, sobretodo para los más chiquinites a quienes el tiempo se les hace eterno. Y al entrar todos a la vez, por más corto que sea el tiempo de algunos, la atención individual suele ser más complicada.
Recordad, que por más corto que sea el tiempo que pase en el cole, sigue sin tener una figura de referencia que le trasmita seguridad. Por tanto, la pena de los primeros días no será menor. Eso sí, será menos estresante que pasar de golpe todo un día completo.
Adaptación con padres en el aula
Es poco frecuente ver este tipo de adaptaciones, pero hay centros que sí las llevan a cabo. Sin ir más lejos, hace unos años atrás, en el primer centro donde trabajé tuvieron una temporada en que lo hacían así.
Se trata de permitir a los padres entrar al aula y pasar un rato con los peques cada día hasta que se vayan acostumbrando. Es una adaptación bastante respetuosa, pero debe realizarse con unas normas claras de seguimiento.
Mi experiencia fue en un aula de 27 niños (sí, ya sobrepasábamos la ratio). Entraron cada una hora un grupo, con sus padres. El caos fue tremendo. Querían entrar ambos padres (sino la familia al completo) y los directivos se lo permitieron. El aula la tenía organizada por rincones con diferentes materiales para que ellos investigaran, pero los papis iban detrás de ellos, de una lado a otro. Conectar con los peques me fue imposible, hasta que los padres dejaron de entrar al aula (2-3 días después dependiendo el caso).
Por tanto, como he dicho, es una buena forma de llevar a cabo una adaptación, pero hay que tener en cuenta y respetar ciertas normas. Por ejemplo: un padre por niño, respetar los turnos de entrada y salida, mantenerse presentes, pero sin interferir en la comunicación de la profe con el peque, etc.
Adaptación con disponibilidad de padres
Una adaptación respetuosa, es aquella en la que escuchamos y tenemos en cuenta las necesidades de nuestros pequeños a la hora de comenzar sus andaduras en la escuela.
Se trata de una adaptación en la que se respeta el ritmo de cada niño, evitando los llantos y disgustos. Los padres entran al aula con ellos para conocer el espacio y a la profe. Durante unos días los papis están dentro del aula (como espectadores) observando la rutina de los nenes y a disposición de ellos si les necesitan. Pasados unos días, salen del aula, pero el peque puede recurrir a ellos cuando lo necesite. Poco a poco, conforme se vayan adaptando al aula, a los compañeros y a la profe, la figura de los padres va desapareciendo.
De este modo, los peques consiguen adaptarse progresivamente al nuevo entorno, sin que les resulte una experiencia desagradable.
HABLEMOS DE LA REALIDAD
Os he comentado 5 formas de poder llevar a cabo la adaptación de nuestro peques, pero ahora vamos a hablar de la realidad, al menos a modo general.
De todas las adaptaciones, la «ideal» podría decirse que es la última. Aquella en la que los padres están a entera disposición de los peques, en el caso de que los necesiten. Ahora bien, en la mayor parte de los casos, es una adaptación inviable.
Pues resulta que el sistema educativo y laboral no está preparado para este tipo de ritmos. Gran parte de las familias tienen que trabajar y cumplir unos horarios, que no les permiten estar disponibles de ese modo.
Por otro lado, no todas las escuelas son partidarias de que los padres pasen tanto tiempo dentro del centro, ya sea por estructura u otras circunstancias. Además, hay que reconocer que hay padres, que si fuera por ellos, nunca saldrían del aula (o, no?).
Por tanto, para llevar una adaptación respetuosa a ese nivel, muchas cosas tendrían que cambiar en esta sociedad.
¿Cómo llevo la adaptación en mi aula?
Pues podría decirse que es una mezcla de los tipos que conozco y la que suelen llevar en la mayoría de centros educativos (de 0-3 años).
A principio de curso tengo una tutoría individual con los padres y el peque. En ésta, nos conocemos, le enseño el aula y jugamos un ratito. Además, de entrevistar a los papis para conocernos mejor y saber cosas de mi nuevo alumno.
Cuando comienza el curso, suelen entrar por horas y pasar un rato en el aula conmigo y los amigos. Los papis no están en el aula, pero estoy en contacto con ellos para avisarles si lo está pasando mal y es necesario que vengan a recogerle. Así como, también les cuento si la cosa va muy bien.
Hay peques que, por circunstancias, tienen que quedarse desde el primer día con horario completo. Otros que sólo pueden tener adaptación unos días o una semana. Y quienes tienen la suerte, de tener la disponibilidad de sus padres.
Y como cada niño es único, hay quien lo lleva muy bien desde el primer día. Quién coge confianza y está a gusto a los días, a la semana o a los meses.
En conclusión, es un período complicado para todos. Donde tendremos que adaptarnos los unos a los otros y tener paciencia con los ritmos de cada uno. Tanto los de nuestros alumnos o hijos, como los nuestros como maestras o como padres.